La poca fama de esta marca, siempre segundona de BMW, está acompañada de pocas inversiones y pocas apariciones en prensa, pero también viven, también compran, también existen. Parecía que nunca iban a volver como escudería única y autónoma después de la salida del grupo grande con el que estaban asociados; pero finalmente se confirmó su participación en la próxima temporada.
Se han dejado el hocico para intentar motorizarse con Ferrari, pero les faltaban pilotos. Querían a un veterano que les asegurase confianza en el cemento y a un novato que les trajera frescura, pero ni siquiera ellos mismos tienen claro a quién. Muchos pilotos estuvieron interesados en esta opción, pero la tardanza de la FIA para reconocer esta escudería les ha robado muchos sueños. A través de su patrocinador Panasonic, parece que han conseguido al joven, Kobayashi, que guarda una relación estrecha con la marca. Este chiquitín ya lo habían probado en Toyota. Luchó fuerte en los dos últimos premios de esta temporada, cuando tuvo que sustituir a Glock después del accidente que sufrió en el que se destrozó la pierna. Y parece que consiguió su meta, porque su fortaleza e ímpetu han convencido a la escudería de una forma fulminante.
Entre los pilotos que pensaron en Sauber se encontraba el pobre Fisichella, que anhela como el que más el poder volver a las pistas. Harto de estar de reserva y lejos del asfalto caliente y la velocidad. Pero sin embargo parece que tampoco será.
Esperemos que el señor Sauber, que roza edades peligrosas, si consiguen triunfos los guante. Esperemos que Sauber tire y salga adelante. Porque de momento parece que ni los Petronas apuestan por ellos.
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